CÓMO APROVECHAR LOS TECHOS ALTOS AL RENOVAR VIVIENDAS Y EDIFICIOS

Generalmente, los códigos de construcción locales definen las dimensiones mínimas, que se calculan para proporcionar una calidad de vida adecuada en el ambiente. Pero la altura exacta de los techos suele estar definida por la dimensión de los materiales que componen el edificio, la altura de las losas o, incluso, por el cálculo de las dimensiones de los escalones.

Es común que, con la densificación de las ciudades y con el objetivo de aumentar la rentabilidad, los desarrolladores opten por crear techos mínimos en casas y oficinas, reduciendo los costos de construcción. Por otro lado, en arquitecturas más antiguas se observan techos más generosos, que generalmente permiten un mayor grado de libertad de diseño. Entonces, ¿cómo aprovechar al máximo estos espacios?

Al abordar la altura de los espacios, es difícil definir un valor exacto. Por lo general, se acuerda un mínimo de 2.40 m (u 8 pies), y la mayoría de las puertas tienen una altura de 2.10 m (o 7 pies). Desde una altura de 2.70 metros podemos considerarlos altos. Cuando superan los 4.50 metros, la altura del techo se considera el doble. En arquitecturas más antiguas, es mucho más común encontrar techos altos. La razón no está del todo clara; algunos apuntan al manejo de los humos y gases (proveniente de lámparas rudimentarias, por ejemplo), a la mejora de la ventilación o incluso porque representaba la prosperidad de sus propietarios.

En la arquitectura moderna también se han revisitado estas dimensiones. Le Corbusier, en los proyectos de lae Unite d'Habitation, basado en las proporciones del Modulor, utilizó una altura de techo de 2.26 m para los apartamentos. Posiblemente, hoy en día, esta dimensión sería vetada en la gran mayoría de los países. Tanto es así que, cuando se le invitó a desarrollar el mismo proyecto en Alemania, a finales de la década de 1950, esta dimensión no fue aceptada, debiendo cambiarse a 2.50 m.

Los techos altos potencian la percepción de amplitud en habitaciones comunes. También proporcionan más espacio para la decoración y, en general, más luz y ventilación natural. Asimismo, el volumen extra de aire en el espacio puede hacer que sea más difícil calentar o enfriar. Es decir, al mismo tiempo que entregan varios beneficios, si el proyecto no se hace bien, un espacio con techos muy altos puede parecer frío y vacío. Un proyecto que se viene rápido a la mente, al abordar los techos altos, es la residencia y despacho del arquitecto español Ricardo Bofill. Ocupando una antigua fábrica de cemento en las afueras de Barcelona, ​​Bofill ejemplifica magistralmente cómo transformar un espacio vasto y tosco en una residencia aparentemente acogedora. En general, existen algunas operaciones efectivas para aprovechar al máximo los techos altos.

Quizás la solución más utilizada, cuando es posible, es crear un nuevo nivel para su uso en el espacio. Los lofts parisinos suelen utilizar este dispositivo, compensando la falta de superficie con espacio adicional para camas u otros usos. Generalmente se utilizan estructuras livianas de madera y acero, que pueden estar conectadas o no a la estructura original del edificio. En el Restaurante Daria, de Zooco Estudio, por ejemplo, el espacio de preparación de alimentos se ubicó debajo de un entrepiso, que alberga una serie de mesas.

El proyecto de AL BORDE explora el espacio vertical de una manera aún más radical, creando un entrepiso que tiene un nivel de vida y un nivel de circulación más bajo.
 
Comprender las proporciones, jugar con las superficies, los materiales y la iluminación es un desafío para los arquitectos, así como una gran responsabilidad para desarrollar espacios adecuados y agradables para los ocupantes. 

 

 

   


FUENTE: https://www.archdaily.mx 

 

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