Los edificios que se adaptan físicamente a su entorno son ya una realidad tangible. Performa es la 'start-up' que se encargará de industrializar este nuevo sistema de arquitectura
Para entendernos: se le puede llamar 'arquitectura musculatura' porque, como el cuerpo humano, puede alargar y comprimir sus músculos. Pero en realidad, Jordi Truco, el arquitecto que junto a Sylvia Felipe, ha desarrollado la idea, prefiere llamarla 'arquitectura biomimética'. No es una casualidad que la Universidad de Redding (California) haya asumido el concepto en su programa educativo. "Hablar de arquitectura muscular a veces ayuda a entender cuál es el concepto, pero prefiero llamarla biomimética porque describe mejor cómo estos edificios se adaptan al entorno en el que están, como lo puede hacer una planta", explica Truco.
Aunque la arquitectura biomimética casi pasa desapercibida en el pequeño estand que Eurecat (Centre Tecnològic de Catalunya) tiene en un extremo del Barcelona Building Construmat, es probablemente una de las novedades más significativas del salón de la construcción que se celebra en el recinto de Gran Via de la Fira de Barcelona. Quizá la modesta apariencia se deba a que el sistema arquitectónico no ha alcanzado todavía su fase industrial, aunque está muy cerca.
Performa Architecture es el nombre de la 'start-up' con la que se prende que el sistema entre en el mercado para potenciar sus usos arquitectónicos. "Plantearemos alternativas para edificios que requieran de un sistema de fachada, de cubierta o envolvente con geometrías complejas", cuenta Truco. Los dos arquitectos y la empresa Eurocont participan en la 'start-up', a la que es posible que se sume Eurecat, si las negociaciones prosperan. Después de todo, el centro tecnológico ha participado de forma decisiva en el desarrollo de la tecnología hypermembrane: "El sistema de construcción para estructuras autoportantes de forma libre y adaptable a la arquitectura, basado en materiales composites, inspirados en la naturaleza, que puede imitar la composición del tronco de un árbol", explica Agustín Chico, responsable del proyecto en Eurecat.
En todo caso, la presencia puede ser modesta, pero no irrelevante. La tecnología constructiva de la que hablamos –quizá una nueva forma de arquitectura– llega al salón precedida de años de trabajo. Su origen fue el proyecto de tesis del final de un máster en la Arquithectural Association, en el que se estudia la relación entre la arquitectura y los sistemas biológicos. Pero luego se ha desarrollado durante cinco años en dos proyectos europeos FP7, con la participación de diferentes empresas catalanas, europeas y centros tecnológicos.
La clave del sistema es la capacidad para controlar la deformación de los materiales. Dispone de un 'software' que modela estas deformaciones y que determina si son estructuralmente estables en todas sus posibilidades. Se necesitan componentes que permiten establecer las deformaciones y las tensiones internas de los materiales (composites) que soportan las tensiones necesarias para generar una geometría compleja y móvil. "Podemos hacer que un edifico que cambie de forma, que se oriente al sol. Podemos hacer que se abra para dejar paso al aire. Podemos hacer porque se cierre porque queremos un espacio más controlado climáticamente. Podemos hacer que cambie de forma para hacer un pabellón único o varios pabellones. Y estamos en este momento enumerando los usos que puede llegar a tener", describe Truco.
Fuente: http://www.elperiodico.com