ARQUITECTURAS EFÍMERAS, UNA ILUSIÓN HECHA REALIDAD

Dr. En Arq. J. Martín Andrade Muñoz

Son célebres muchas manifestaciones de arquitectura efímera, de hecho, la vida útil de una obra no depende del tiempo en sí, sino el significado que le otorguemos. Los pabellones de diferentes ferias son muestra de ello, igual que la escenografía de cualquier espectáculo, evento u obra escénica. 

Entendemos entonces como arquitectura efímera aquella que engloba todas las obras proyectadas o construidas con un fin concreto de carácter temporal, que tiene fecha de caducidad y es finita. O sea, construcciones que no permanecerán a lo largo del tiempo, ya sea porque desaparecerán después de su uso puntual o bien porque se trasladarán a otro lugar. Además de su carácter temporal, la arquitectura efímera también está determinada muchas veces por sus materiales de escasa consistencia física que no permiten su durabilidad, no obstante, a partir del siglo XIX aparecieron ejemplos que aún están en pie, aunque principalmente se encuentran determinadas como construcciones pasajeras pensadas para desaparecer después de su uso, ya sea en ferias, eventos deportivos, celebraciones o de mera exhibición, como son los pabellones de las exposiciones. Se han convertido en una auténtica especialidad de la arquitectura y en la actualidad existen “Masters” con orientación hacia la Arquitectura Efímera, dada la demanda tan grande que existe para Stands, Pabellones, Show Rooms, Eventos en general y hasta Bodas y banquetes.

De hecho, la arquitectura nació siendo efímera de tipo doméstico ya que comenzó siendo portátil y por ello algunas tribus nómadas la usaron durante años y aún la utilizan como estilo de vida. Los campamentos en las luchas tribales dieron origen a auténticas casas de campaña trasportables utilizadas ahora no solo en guerras sino hasta en la vida política contemporánea. 

Por otra parte, los diseños efímeros también nacieron con la consigna de planearse para celebraciones y festejos de acontecimientos excepcionales y por ello cargan un simbolismo de espectacularidad al espacio que se les designa. La historia de estas construcciones se remonta hasta la antigüedad, ya que en Grecia existieron algunos casos, como señala el texto de Ptolomeo II donde describe un fugaz pabellón para un gran banquete. En la Antigua Roma surgieron varios ejemplos de arquitectura efímera, muy común con los “arcos de triunfo” y que luego se transformaron llegando algunos hasta nosotros al construirse en piedra, efímeros también fueron otros muchos enseres como guirnaldas, pendones, estrados y podios festivos para las diferentes celebraciones públicas como las deportivas y/o victorias militares.  

En la Edad Media se conservó la tradición de levantar arcos para recibir a dignatarios que llegaban de visita a las ciudades europeas, además de la celebración de justas de los caballeros. Durante el Renacimiento la arquitectura efímera transitó por uno de sus mejores momentos cuando cada vez que llegaban los reyes a nuevas ciudades estas vivían una intervención completa ya que en sus fachadas de madera y yeso se cubrían con esculturas y flores para dar un aspecto de riqueza y color además de colocar flores, tejidos, brocados y tapices de colores. 

Testimonio de ello lo encontramos en el “Arco triunfal” un grabado de Durero de 1515. También algunos festejos se volvieron memorables, como el famoso Banquete de Tortona organizado por Leonardo da Vinci para el Moro. En el Barroco estas fiestas y celebraciones fueron otro de los más socorridos en la arquitectura efímera destacando Gian Lorenzo Bernini que además de arquitecto fue escultor, pintor y también escenógrafo. Mención especial merecen los banquetes de la corte y los monarcas que llegaron a excesos espectaculares como las producciones que hacia Vatel para Luis II en París y por supuesto los grandes festines en honor de Luis XIV, con tramoyas que hacían ilusorios nuevos palacios, pero que con el tiempo algunos fueron perdiendo solemnidad militar para dar lugar a una derivación más religiosa y que más tarde pasaría a integrarse en América.  

En el siglo XIX las exposiciones universales fueron una excusa para que arquitectos e ingenieros pudieran expresarse con arquitectura pseudo efímera ya que edificaciones como la Torre Eiffel y el Palacio de Cristal en Londres inicialmente pensadas de manera temporal terminaran convertidas en un símbolo de la revolución industrial, aunque su idea era desmontarlas después de la exposición estas quedaron permanentes, como todavía sucede con la Torre Eiffel.  

Durante el siglo XX aparecieron muchas alternativas de arquitectura efímera, llegando inclusive a convertirse en el escaparate de los grandes arquitectos, tanto en las exposiciones mundiales como en simples ferias y encuentros donde se muestre el virtuosismo de la arquitectura moderna. Imposible no recordar el Pabellón Barcelona de Mies van del Rohe en 1929 con un material que se consideraba efímero como el acero y vidrio combinado con placas de mármol y que se convirtió en un símbolo de la arquitectura moderna, por lo cual fue reconstruído en la década de los años 80. Otro ejemplo destacado fueron los stands en Feria Mundial de Nueva York en 1939. Imposible no recordar los monumentales eventos que organizaba Albert Speer para Hitler utilizando pistas aéreas transformadas con luces creando una atmosfera etérea que hacía ver la grandeza del Reich. 

En 1955 Frei Otto sorprendió con su propuesta sobre el Pabellón de Música para Kassel, dando origen a las ahora populares VELARIAS. A partir de entonces Otto desarrolló múltiples cubiertas laminares bajo el mismo principio de dos puntos bajos por uno alto. Y hasta Aguascalientes tuvo en su momento la velaría más grande del país diseñada por el arquitecto José Mirafuentes y Martín Andrade para la Exposición Industrial de la Feria de San Marcos en 1979. Los Juegos Olímpicos han sido también favorecidos con arquitecturas efímeras, baste recordar los de Tokio de 1964 diseñados por el gran Kenzo Tange.  

En la época actual, la arquitectura efímera sigue evolucionando adaptando enfoques sostenibles y tecnologías innovadoras. Los materiales reciclables, como el cartón y el plástico se utilizan cada vez más en el diseño de stands y estructuras temporales, reduciendo el impacto ambiental de estos proyectos. Un ejemplo fue el Pabellón de Cartón de Shigeru Ban para la Expo 2000 de Hannover, Alemania construido íntegramente con tubos de cartón reciclado. El tema del reciclaje de las edificaciones temporales no es menos importante, porque hemos visto como se hacen enormes inversiones en obras que luego de su uso se convierten en basura que contamina el ambiente. O el Portal de la Conciencia de Rojkind Arquitectos.

Por todo lo anterior han proliferado los estudios que se especializan en este género de la arquitectura, provocando un mercado creciente y a su vez también con variantes de especialización. El ambiente ilusorio de los grandes banquetes en bodas y fiestas cotidianamente generan una economía que va en ascenso. Gastos millonarios en la adaptación de espacios temporales que utilizan toldos con estructuras provisionales generando salones artificiales en jardines y parajes que cubren con toda clase de elementos como telas, luces y flores para un día, convertidas en basura el día siguiente. Pero crean un mundo de ilusión que en nada difiere del impacto que tenían las grandes festividades militares o religiosas. 

Lo cierto es que la arquitectura efímera ha alcanzado tal notoriedad que ya existen grandes promociones sobre ella como es el caso del Serpentine Gallery en Londres que anualmente invita a los más prominentes arquitectos a diseñar el de esa emisión, convirtiéndose en una manera de reconocimiento casi al nivel del Premio Pritzker.   

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