Ha finalizado la construcción de la zona deportiva Ricard Ginebreda en Molins de Rei (Barcelona, España). Este nuevo equipamiento, realizado desde el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) a través de la Dirección de Servicios de Espacio Público, ha sido diseñado para aglutinar en un único conjunto diversos deportes -como la halterofilia, el yudo, la escalada o la gimnasia artística-, que anteriormente se encontraban dispersos en locales inadecuados para sus necesidades particulares.
El proyecto fue construido en torno a un campo de fútbol prexistente, perteneciente a un club del barrio de El Canal.
Dirigido por Roger Méndez, arquitecto del AMB, el proyecto pretende fomentar la vertiente social de la entidad: “La concentración de actividades deportivas en una única instalación representa un punto de atracción de actividades que potencia las relaciones familiares y sociales del barrio”. El conjunto presenta las siguientes características arquitectónicas:
- Máxima accesibilidad, puesto que se ha construido en una planta baja. De este modo, se evita el uso de ascensores y escaleras.
- Existencia de luz y ventilación natural en todas las estancias con el objetivo de ofrecer confort a los usuarios y favorecer el ahorro energético en las instalaciones.
- Construcción de gradas de solo tres niveles, huyendo de la faceta más profesionalizada del deporte. Se pretende concebir las actividades como una práctica social y no como una práctica puramente competitiva.
- Gestión compartida de los vestuarios, que permite realizar diferentes actividades deportivas simultáneamente y hacer un uso intensivo de las instalaciones.
- Presencia de un bar situado en el acceso, que da servicio tanto dentro como fuera de la instalación deportiva, lo que permite hacer una gestión independiente del centro y flexibilizar su uso y horario.
- Construcción de una gran marquesina principal, que responde a toda la dimensión del campo de fútbol y agrupa los volúmenes resultantes de las diferentes salas del complejo, bajo la cual se encuentran los espacios de concurrencia pública: el bar, el acceso y las gradas, que se han concebido como espacios sociales a cubierto.
Cabe destacar que las nuevas instalaciones se han concebido como un espacio de estancia y acogida, permitiendo compatibilizar la competición de alto nivel con la existencia de espacios sociales. También, el nuevo equipamiento posee una función paisajística y urbana en el entorno. Su construcción ha servido para mejorar el contexto urbano en dos niveles: local y metropolitano.
A nivel local, el recinto estaba muy aislado a causa de la valla de obra perimetral y también por la poca relación entre el barrio y el parque adyacente. El proyecto ha permitido mejorar la conectividad y la relación con las calles adyacentes y potenciar la calle Felip Canalias como un verdadero eje urbano.
A nivel metropolitano, el campo de fútbol tenía poca relación con los espacios libres que conectan con el río Llobregat debido a la fragmentación territorial que produce el paso de la B-23. Con el nuevo proyecto, se ha creado una gran entrada abierta en el barrio, acompañada de un nuevo espacio público que favorece la relación con el parque del Llobregat.
FUENTE: https://www.archdaily.mx