El genio detrás del Museo Guggenheim de Bilbao y otras obras maestras que desafiaron la arquitectura convencional
Frank Owen Goldberg, mejor conocido como Frank Gehry, nació el 28 de febrero de 1929 en Toronto, Canadá. Este renombrado arquitecto ha dejado una huella indeleble en el mundo de la arquitectura gracias a su estilo innovador y sus diseños escultóricos. Ganador del prestigioso Premio Pritzker, Gehry es famoso por desafiar los límites de la arquitectura convencional, creando edificios que no solo cumplen una función, sino que también son auténticas obras de arte. Su obra más emblemática, el Museo Guggenheim de Bilbao, inaugurado en 1997, transformó la ciudad en un referente cultural internacional, generando el fenómeno conocido como el “efecto Bilbao”.

Desde sus primeros años, Gehry mostró una inclinación natural hacia la creatividad. Hijo de inmigrantes judíos polacos y rusos, encontró en su abuela una fuente de inspiración, con quien construía pequeñas ciudades usando trozos de madera. En 1947, su familia se trasladó a Los Ángeles, donde comenzó a explorar su pasión por el diseño y la arquitectura. Aunque inicialmente incursionó en áreas como la ingeniería química y la locución, finalmente encontró su vocación al estudiar Arquitectura en la Universidad del Sur de California, graduándose en 1954. Posteriormente, amplió su formación en urbanismo en la Universidad de Harvard, aunque abandonó el programa por diferencias ideológicas.


La carrera profesional de Gehry despegó en la década de 1960, cuando abrió su propio despacho de arquitectura en Los Ángeles tras un periodo de aprendizaje en París. En sus diseños combina materiales no convencionales y formas geométricas audaces, creando edificios que parecen fluir y mutar en el espacio. Esta visión única se puede observar en obras como el Walt Disney Concert Hall en Los Ángeles, la Casa Danzante en Praga y la Torre Gehry en Hannover.

Además de su impacto visual, ha defendido constantemente la arquitectura como una forma de arte. Para él, un edificio debe ser una obra escultórica que dialogue con su entorno y sus usuarios. Este enfoque artístico se refleja en la elección de materiales como el titanio, que utiliza para crear superficies dinámicas que capturan la luz de maneras sorprendentes. Su compromiso con esta visión le ha valido reconocimientos como la Medalla de Oro del AIA, el Premio Príncipe de Asturias de las Artes y el Arnold W. Brunner Memorial Prize, entre otros.
Entre sus proyectos más icónicos destacan el Biomuseo en la Ciudad de Panamá, el Pez Dorado en el Puerto Olímpico de Barcelona y el rascacielos New York by Gehry en Manhattan, que combina innovación estructural con funcionalidad. Sus obras no solo transforman el paisaje urbano, sino que también generan un impacto económico y cultural significativo en las comunidades donde se encuentran, consolidando su reputación como uno de los arquitectos más influyentes del siglo XX y XXI.