CIUDAD DE MÉXICO — México multiplicó por tres la importación de productos refinados provenientes de Estados Unidos desde 2005, por lo que la dependencia de gasolinas producidas en el país vecino se incrementó desde la aprobación de la reforma energética.

La importación de derivados del petróleo desde el país vecino pasó de 268,000 barriles a 844,000 barriles promedio diarios en los últimos 11 años, es decir, 3.14 veces más, según datos de la consultora especializada en temas de refinación y petróleo Turner, Mason & Company.

“Hemos visto un cambio significativo en el balance comercial de productos refinados desde que inició la reforma energética”, dijo el vicepresidente Ejecutivo de la firma, John Auers, en una conferencia en la Ciudad de México a inicios de este mes.

La tendencia a una mayor importación de productos refinados se acentuó por un mayor consumo y porque se redujo la producción en las refinerías del país, que pasó de 75% a menos del 60% entre julio de 2014 y diciembre de 2016. La producción nacional pasó de más de 750,000 a cerca de 400,000 barriles promedio diario de refinados.

En el mismo periodo, las importaciones pasaron de 300,000 a cerca de 700,000 barriles diarios en promedio, según datos de la consultora. Las adquisiciones de gasolina y diésel representan más de la tercera parte de estas compras.

Se invierten los papeles
El vuelco a las importaciones en México ha puesto al país como el tercer mayor comprador de productos refinados del mundo, por debajo de Japón y Singapur, cuando en 2005 ocupaba el lugar 11.

Estados Unidos se movió de ser el importador más grande a el mayor exportador en el mismo periodo de tiempo, según datos de la consultora Turner, Mason & Company.

“Como lo mencionamos la capacidad de refinación en México ha ido a la baja (…) esto ha hecho que las exportaciones desde Estados Unidos hayan sustituido a estos niveles de refinación en México”, explicó Auers.

Los estados de la Costa Este de Estados Unidos cuentan con 43 refinerías, frente a las seis que tiene Pemex, con un porcentaje promedio de utilización del 91%, contra el 61% del sistema en México, aunado a que las refinerías en el país vecino requieren mucho menor personal para operar.

“Al final, el sistema de refinación en México quizá deba pasar por el mismo tipo de programa de adelgazamiento que pasó en Estados Unidos”, dijo el consultor de Turner, Mason & Company.