Edificio: Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación (CRAI) de la UAH. Rehabilitación del Cuartel del Príncipe (1859).
Situación: Alcalá de Henares, Madrid
Cliente: Universidad de Alcalá (UAH)
Arquitectos: Ernesto Echeverría, Flavio Celis, Blanca Moreno (en dirección de obra).
Colaboradores: Ignacio Delgado (Arquitecto Técnico)
Oficina de Gestión de Infraestructuras de la UAH: Blanca Moreno (Arquitecto), Juan Manuel Vega (Arquitecto Técnico), Fernando da Casa (Arquitecto).
María Paniagua (Arquitecto), Lucía Díaz (estudiante), Leonor Martín (estudiante), Adela García (estudiante), Patricia Domínguez (estudiante)
Superficie Construida: 11.455 m2
Presupuesto: 13.054.000 Euros
Fotos: © Bernardo Corcés
El Cuartel del Príncipe (1859) ocupa una gran manzana en el interior del casco histórico de la ciudad de Alcalá de Henares. Su fachada principal conforma uno de los laterales de la Plaza de San Diego, donde también se ubica la fachada de Gil de Hontañón del histórico Colegio de San Ildefonso (s.XVI), actual Rectorado de la Universidad de Alcalá. Tras la cesión en 2005 del cuartel a la Universidad, se han sucedido distintas propuestas y proyectos de reutilización de este espacio.
La primera intervención realizada ha consistido en adecuar las crujías en “U” del primer patio, correspondientes a la fachada principal del edificio, a la instalación del nuevo Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación (CRAI) de la UAH. Respetando el zaguán de acceso original, la planta baja del edificio se ha dividido en dos partes: un área de acceso, recepción y atención al público, y un espacio de reserva para la futura instalación de un área museográfica y expositiva ubicada sobre las ruinas excavadas y protegidas de la capilla de San Diego y del Convento de Franciscanos (s. XV).
En las plantas superiores, el cuerpo central edificio se resuelve mediante bandejas de forjados superpuestos que conforman un espacio continuo recorrido por una escalera lineal. Los distintos niveles se comunican visualmente por medio de patios contrapeados, interrumpiendo la monotonía visual de las naves longitudinales. Estos espacios diáfanos, para uso de consulta y trabajo, son susceptibles de ser divididos con mobiliario o mamparas ligeras. En las crujías laterales se sitúan despachos de investigación y aulas de apoyo. Ambos espacios están separados por núcleos de servicio y escaleras de emergencia, ubicadas en torres externas situadas en el patio interior.
La construcción ha consistido en la realización de una estructura interior de hormigón, en paralelo a los muros de fábrica originales, cuya inercia térmica, combinada con equipos de alta eficiencia y apoyo de energías renovables, otorgan al edificio una certificación energética de clase A. La última planta se aligera con pilares metálicos, y la cubierta se reconstruye mediante una estructura de cerchas mixtas, en madera laminada y acero, con cerramientos en panel de viruta reciclada. Tanto la estructura como las instalaciones se han dejado vistas, facilitando el mantenimiento y la durabilidad. El edificio se ha ejecutado con el presupuesto inicialmente programado, combinando la sobriedad propia del espacio militar original con la obligada contención económica de estos tiempos de limitados recursos públicos.