Desarrollo Urbano Sostenible

“Si liberamos todo el potencial que tienen nuestras ciudades, podemos minimizar el precio que paga el planeta por hospedarnos” -Marvin Rees

Por: M.AAD Arq. Diana Valdés 

La historia de la evolución nos cuenta cómo, hace millones de años, la humanidad no era más que un grupo de simios descubriendo el fuego y compitiendo por la mejor fruta. Hasta tiempo después fue que comenzamos a intercambiar ideas y construir herramientas más sofisticadas, y con el paso del tiempo, nos convertimos en una especie más inteligente que inventó la agricultura, comenzó a construir ciudades, viajar a la luna, e incluso planear futuros viajes a Marte. No cabe duda de que hoy en día, en términos de avance tecnológico, industrial, y más, nuestra sociedad es la más próspera y dinámica que ha existido. Sin embargo, esta sociedad tiene sus defectos, pues haciendo a un lado todo lo bueno que hemos creado, hemos sido protagonistas en la creación del cambio climático y el calentamiento global. Nuestra huella ecológica como humanidad es considerablemente grande, según National Geographic consumimos aproximadamente 1.7 veces los recursos que la Tierra puede regenerar anualmente. Esto incluye agua, alimentos, materiales, energía, y espacio. Sabemos que cada año agotamos los recursos naturales más rápido, lo que contribuye no solo al cambio climático, sino también a la pérdida de biodiversidad y la degradación de la tierra. Es crucial reducir nuestro consumo, y las ciudades son gran parte de esto. 

En los próximos treinta años, nos enfrentaremos con un enorme reto: mientras intentamos resolver el cambio climático, tendremos que crear espacio en las ciudades para 2.5 billones de personas más en el mundo. De acuerdo con un reporte de la ONU (2018), dos de cada tres personas muy probablemente vivan en una ciudad para el año 2050. El aumento poblacional y crecimiento de las zonas urbanas pondrá una demanda adicional en los recursos y servicios que las ciudades, y la tierra, pueden ofrecer. Temas como vivienda, movilidad, energía, y otra infraestructura, se vuelven urgentes por resolver. Aunque el número exacto está en debate, se estima que las ciudades son causa de más del 70% de las emisiones de carbono antropogénicas (Grimmond, CBS). Aunque la huella física de las zonas urbanas sea chica, el impacto de estas es significante a escala local, regional, y global. Nuestras ciudades mexicanas tienen la oportunidad de ser un enorme agente partícipe en el camino de la sostenibilidad.

¿Y cómo podemos definir sostenibilidad? Es importante dar una definición e imagen concreta a esta palabra que llevamos muchos años escuchando. Y aunque existen distintas definiciones, la ONU la define como “el satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”. Dentro de este contexto y lo relatado en lo anterior, entendemos que, si queremos hablar de sostenibilidad y resiliencia en nuestra sociedad, tenemos que hablar de desarrollo urbano. 

Por su lado, el desarrollo urbano sostenible es un enfoque que busca crear ciudades que no solo sean ambientalmente saludables a largo plazo, sino que además sean socialmente justas y económicamente prósperas. Se centra en equilibrar el crecimiento urbano con la preservación del medio ambiente y el bienestar de las generaciones presentes y futuras, esto implica planificar y diseñar ciudades de manera que minimicen el consumo de recursos naturales, reduzcan las emisiones de contaminantes, promuevan la eficiencia energética, fomenten la equidad social y mejoren la calidad de vida y salud de sus habitantes. 

Hablamos de que el desarrollo urbano presente y futuro debe ser sostenible, ¿pero sostenible para quién? La iniciativa “One Health for All”, (Una Sola Salud), de la CDC es un enfoque integral que reconoce la interconexión entre la salud humana, animal y ambiental. En el contexto del diseño y planificación de zonas urbanas, la iniciativa “One Health for Cities” implica considerar de manera integral la salud de todas las especies y del medio ambiente en el desarrollo, entendiendo que una ciudad sostenible es una ciudad saludable y resiliente para todos. Sin embargo, como menciona el autor Alex Steffen, “aún no sabemos cómo construir una sociedad que sea sostenible desde el punto de vista medioambiental, que sea saludable, que se pueda compartir con todos los habitantes del planeta, que promueva la estabilidad, la democracia y los derechos humanos, y que sea factible durante el tiempo necesario para superar los retos a los que nos enfrentamos actualmente”. Lo que sí sabemos y podemos hacer es implementar estrategias de desarrollo sostenible que nos acerquen a este futuro que imaginamos. Aquí describo algunas que se deben contemplar. 

Movilidad

La incorporación de sistemas de movilidad sostenibles es fundamental para el desarrollo urbano. Al priorizar el transporte público, el ciclismo, y las estrategias peatonales, se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por el transporte, la congestión vehicular, y la contaminación del aire. Además, se fomenta la inclusión social y salud física de la población al ofrecer diversos sistemas de movilidad que sean accesibles para todos y se promueve la actividad física. 

Edificios Sustentables

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el sector de la construcción es responsable de hasta el 30% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero. Promover el diseño y construcción de edificios sustentables, desde la normativa, es crucial para reducir el consumo de energía, agua y recursos naturales, disminuyendo la huella de carbono de las ciudades. Además, se propician espacios habitables más saludables y confortables que mejoran la calidad de vida de los usuarios.

Infraestructura Verde Urbana

Al integrar áreas verdes, parques, jardines de lluvia, y espacios naturales en el entorno urbano, se mejora la calidad del aire, se reduce el efecto de “Isla de Calor”, y se crea un entorno más amigable y saludable para los habitantes y las demás especies, fomentando la biodiversidad dentro de la ciudad. Además, la infraestructura verde contribuye a la gestión del agua, la mitigación de inundaciones, y la reducción del estrés urbano, apoyando así a crear ciudades más resilientes frente al cambio climático. 

Energía Limpia

La producción de energía limpia reduce la dependencia de los combustibles fósiles y las emisiones de gases de efecto invernadero, mejorando además la calidad del aire. Al promover la adopción de fuentes de energía renovable en las ciudades, se puede alcanzar una mayor autonomía energética y reducir los costos de energía a largo plazo. 

Comercio Local y Producción de Alimentos

Existen muchos beneficios sociales y ambientales comprobados que surgen al acercar la producción de alimentos y el comercio a las ciudades. Incentivar el consumo local reduce la huella de carbono asociada al transporte de bienes y alimentos, promueven la economía local y apoyan a productores, comerciantes, artesanos, y agricultores de la región. Al fomentar actividades como mercados locales y artesanales, las ciudades pueden también fortalecer la convivencia comunitaria y cultural entre grupos de habitantes o entre productores y consumidores. 

Usos Mixtos y Económicamente Diversos

La diversidad de usos promueve la densificación inteligente de las ciudades, la diversidad y la inclusión social en el tejido urbano. Al integrar vivienda, comercio, oficinas, servicios, y espacio público en áreas compactas y accesibles, se reduce la necesidad de desplazamientos extensos. Carlos Moreno, experto en diseño sostenible y urbanismo, dio a conocer el concepto “Ciudades de 15 minutos”, con el cual describe los beneficios de poder acceder a la mayoría de los servicios esenciales dentro de 15 minutos a pie o en bicicleta desde cualquier punto de la ciudad. Los usos mixtos y diversificados pueden aportar a mejorar la equidad y justicia social al proporcionar oportunidades de vivienda y empleo para los habitantes. 

Participación Ciudadana

Un concepto clave para el desarrollo urbano sostenible es la participación ciudadana, ya que empodera a los residentes para que participen en la toma de decisiones, contribuyan a la planificación urbana y defiendan sus intereses y preocupaciones. Al promover la transparencia y la colaboración entre autoridades locales y la comunidad, se pueden diseñar proyectos más inclusivos, equitativos y sostenibles que respondan directamente a las necesidades de la sociedad. 

A lo largo de los años, hemos visto comunidades unirse frente a diferentes crisis. Ya sean de salud, desastres naturales, o más, la humanidad se conoce por saber hacer frente a retos y crisis de manera grupal y comunitaria. Sin embargo, es difícil tener esta misma respuesta ante una crisis que en un principio no es tan clara. Un huracán se ve, una pandemia se siente, pero cuando hablamos del impacto que tendrá el cambio climático dentro de 80 años, sentimos que le corresponderá a alguien más. Vivimos cada día acostumbrados a ver un cielo gris, a la congestión vehicular en nuestras calles, a los veranos cada vez más calientes, y las lluvias cada vez más escasas. El desarrollo urbano sostenible nos brinda una oportunidad única para acercarnos como comunidad y participar, exigir, y trabajar en el futuro que imaginamos para nuestras ciudades mexicanas, sin esperar a que la crisis se vuelva huracán…porque no tarda.  

M.AAD Arq. Diana Valdés 

Arquitecta egresada de la Licenciatura de Arquitectura de la Universidad de Monterrey. Cuenta con estudios de Maestría en Arquitectura Avanzada con Certificado de Diseño Sustentable de la Universidad de Texas en Austin y acreditación LEED por el USGBC. Es co-fundadora y diseñadora del despacho INARA ESTUDIO, firma dedicada a proyectos de arquitectura, interiores, y paisaje, así como consultora de proyectos sustentables de arquitectura en su rama INARA ESTUDIO Consulting Group. Es miembro del Colegio de Arquitectos de Nuevo León, formando parte del Comité de Sustentabilidad. 

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