EL SILLÓN BKF

La silla BKF se ha convertido en un símbolo del diseño nacional. De estabilidad incierta y promesas de sueños amables, el asiento mariposa se mantiene vigente a fuerza de su simplicidad, elegancia e inspiración surrealista. 

Se trata de una silla de acero y cuero. Criticada por algunos debido a su falta de estabilidad, la morfología fue pensada para dejar caer el cuerpo sin preocuparse y que funciona mejor cuando la persona baja todo lo posible el centro de gravedad y se desparrama sobre los cuatro puntos de apoyo. 


*El diseño original consta de dos varillas de acero de media pulgada soldadas en un punto y una baqueta de cuero sujeta por bolsillos a la estructura. 
* Las varillas se doblan en triángulo y dibujan una estrella de ocho puntas como una mariposa abierta. 

El grupo Austral, inspirado por el surrealismo, se proponía incorporar el sueño en la arquitectura. Por eso, la silla, creada bajo este imperativo, se convirtió en un artefacto en el que el análisis ergonómico no tiene lugar porque su diseño resultaría absolutamente inapropiado. La idea que subyace a la BKF es expandir la mente más allá de la estadística y centrarla en un cuerpo sensible sujeto de deseos y placeres. 

Multiplicada por millones en el mundo -la patente es de dominio público desde 1977-, la silla tiene su fundamento en la estadía de trabajo de los arquitectos creadores -Antonio Bonet, Juan Kurchan y Jorge Ferrari-, en el estudio de Le Corbusier, en París. Allí se inspiraron para crear un colectivo artístico intelectual de impronta surrealista en el contexto de los fines de la escuela Bauhaus, motivado no solo por la funcionalidad y la ergonomía, sino por la integración entre la libertad, el descanso y la creatividad. De ahí que la BKF sea la obra que mejor comunica estos principios. 
Fuente: http://www.conexionbrando.com

 

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